1 – Diego, contanos un poco más acerca de cómo surge la organización, sus objetivos y funciones.
Conduciendo a Conciencia nace luego de un siniestro vial en la Ruta Provincial N° 11 de Santa Fe, en el cual pierden la vida 9 alumnos del Colegio ECOS y una docente, producto de un choque entre un camión que venía con su conductor alcoholizado y el micro que trasladaba a los estudiantes que regresaban de un viaje solidario en la Ciudad de Quitilipi, Provincia del Chaco, donde realizaron tareas educativas, recreativas y de infraestructura junto a la comunidad educativa.
2 – Teniendo en cuenta el tipo de tráfico interno que tienen las urbanizaciones privadas, que difiere del tráfico en una ciudad, ¿qué consejos les darían a los barrios privados?
El tráfico vehicular es tráfico en cualquier urbanización y las normas de seguridad deben respetarse de igual manera. Velocidades máximas, uso del cinturón de seguridad o sistema de retención para menores o mascotas, el NO uso del teléfono celular al conducir como así también la prohibición de conducir luego de haber ingerido alcohol o bajo el efecto de las drogas deben estar dentro de las normativas de cualquier barrio cerrado, club de campo o country.
De la misma manera, debemos repensar los espacios o senderos en los cuales se desplazan los peatones, para no compartir “la calle” con los vehículos, es decir, estacionar en los lugares que corresponde, evitando estacionar sobre la acera, que dificulta el tránsito de los otros propietarios. Lo importante es que siempre el peatón y el ciclista tienen prioridad.
Hoy en día, el uso de transporte sustentable (monociclos, monopatines eléctricos, bicicletas, etc.) debe mantener actualizadas sus normas, no permitiendo su conducción sin casco ni luces y debiendo usar bandas refractarias quienes lo utilicen.
3 – Partiendo de la experiencia que tienen ustedes como organización, ¿cómo se debería encarar la prevención en Seguridad Vial en los barrios privados, luego del trágico suceso ocurrido en Pacheco?
Debemos ser conscientes de que todos podemos ser víctimas de un siniestro vial, incluso, cuando pareciera que todo está controlado. Es importante recordar que, lo que siempre está en juego, es la vida. Charlas informativas, talleres de concientización, cartelería acorde y el control correspondiente de las normas (y sus respectivas sanciones de no ser cumplidas) son algunas de las acciones que pueden ponerse en práctica, aunque lo más importante es el compromiso de toda la comunidad en el respeto de las normas establecidas.